Factores como el cambio climático global y la alternancia de eventos de El Niño y La Niña están alterando los hábitat marinos, afectando a todas las pesquerías, lo que hace indispensable definir estrategias de adaptación.
El tema fue analizado en Coquimbo en un taller de nivel nacional, que reunió a capitanes de pesca, tripulantes y armadores con investigadores y representantes de las entidades regulatorias.
La necesidad de una gobernanza más flexible para el sector pesquero, de modo de adaptarse a la incierta realidad instalada por trastornos en variables como la temperatura del mar y los niveles de nutrientes y oxígeno, es uno de los desafíos que se desprenden del taller participativo titulado “Cambio Climático en Pesquería de Crustáceos y Efectos de la Corriente del Niño”, realizado el martes 2 de abril en Coquimbo.
El evento, convocado por la Asociación de Industriales y Armadores Pesqueros de la Región de Coquimbo (AIP) y la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca), reunió a un amplio espectro de actores de la pesca en el Centro Cultural Palace de la ciudad puerto para compartir información y debatir en forma colaborativa sobre las dificultades que están afectando al rubro, producto de fenómenos atmosféricos que involucran a todo el planeta y que hacen indispensable desarrollar estrategias de adaptación.
La jornada incluyó conferencias e intervenciones a cargo de autoridades, investigadores y profesionales de la propia AIP, así como de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), la Universidad Católica del Norte (UCN), el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), junto a exposiciones a cargo de representantes de las tripulaciones y capitanes de pesca de la flota local.
El presidente de Sonapesca y de AIP, Osciel Velásquez, destacó el espíritu colaborativo que tuvo el taller. “Queremos poner la experiencia de los capitanes de pesca y tripulaciones, y también de la ciencia, de manera que podamos juntos colaborar y armar mesas de trabajo, pensando en cómo nos hacemos cargo de la adaptación al cambio climático. Debemos reconocer que teníamos una gobernanza que es estática; las ponencias están demostrando que debe ser dinámica. Tenemos que estar preparados para ver qué recursos están, en qué fondos, qué temperatura de las aguas hay, la salinidad, los vientos, las corrientes. Aquí está la gente de Sernapesca y Subpesca, que está tomando nota de lo que está pasando, ellos vienen con la mejor de las actitudes para tomar decisiones importantes”, dijo.
El jefe de la División de Desarrollo Pesquero de la Subpesca, Juan Santibáñez, valoró la realización del taller, justo en momentos en que se está formulando un nuevo Plan de Adaptación al Cambio Climático en Pesca y Acuicultura (PACCPA). “Se están constatando cambios que hace mucho rato empezamos a ver en las costas de Chile, pero ya empiezan a tener una expresión mucho más clara y con impactos que van desde la disminución en los días de actividad hasta efectos en las capturas. Somos un país altamente vulnerable a estos cambios; por nuestra geografía y oceanografía, de los nueve indicadores de vulnerabilidad que existen, nosotros tenemos siete. Tenemos que trabajar articuladamente el sector público y privado, y en este caso también con la componente académica”, declaró.
INCIDENCIA DE LOS CAMBIOS ATMOSFÉRICOS
El punto de partida de esta actividad fue el análisis de las recientes experiencias vividas a bordo de los barcos dedicados a la captura de crustáceos demersales que operan desde Coquimbo, los cuales se han topado con que las poblaciones de camarón nailon, langostino amarillo y langostino colorado parecen estar migrando desde las áreas y profundidades en las cuales históricamente se las ha encontrado, aumentando considerablemente el riesgo de incurrir en multas por parte de la autoridad pesquera, debido a la extracción involuntaria de especies no autorizadas o fuera de temporada.
Enzo Acuña, académico del Departamento de Biología Marina de la UCN, explicó que, efectivamente, los fenómenos climáticos inciden en la pesca al alterar el hábitat de las especies marinas. “Si se calienta el agua, va a tener una reacción. Por ejemplo, la anchoveta, cuando hay Niño, tiene dos soluciones: se desplaza hacia el sur o se profundiza”, en busca de aguas más frías. En el caso de los crustáceos demersales, “su capacidad de desplazamiento horizontal es mínimo, entonces lo único que les queda es lo vertical, tratar de profundizarse”.
Agregó que en los últimos años el mar chileno ha enfrentado los efectos combinados del cambio climático global y el fenómeno El Niño, potenciando el aumento de la temperatura oceánica, asociado a una caída en los nutrientes en el agua. “No ha habido nada igual al menos desde 2015. Entonces, si la legislación es muy rígida y no permite grados de libertad, no te vas a poder adaptar”, sentenció.
Por su parte, el director ejecutivo de IFOP, Gonzalo Pereira, coincidió en que existe “un contexto que se ha dado a lo largo de todo Chile y que es la constatación de situaciones que no son las habituales a lo largo de la historia de la actividad pesquera y que, en primera instancia, podemos atribuir a fenómeno del Niño o al cambio climático; esto se está repitiendo a lo largo de todas las pesquerías”.